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Dos escenarios para la recuperación económica de México

Actualizado: 15 jun 2020

Fuente: Dos albañiles buscan trabajo en la catedral de Ciudad de México. Imagen descargada de WikimediaCommons


A estas alturas ya nadie duda que las medidas de confinamiento para contener la pandemia se verán reflejadas en al menos una de las dos crisis económicas más severas en la historia del capitalismo. Así lo pronostican todos los organismos internacionales y las agencias especializadas.


En el caso particular de México, la situación es considerablemente peor que el promedio mundial, debido a que justo estábamos en la parte recesiva del ciclo económico, por lo que es muy probable que la de este año sea por mucho la contracción económica más fuerte desde que se tiene registro.


Por otro lado, si bien la contracción será muy severa, hay también mucho optimismo sobre la velocidad con la que ocurra la recuperación, lo que es muy importante porque implica también la velocidad a la que la gente que quedó desempleada volverá a incorporarse a un empleo, y, en general, la velocidad a la que la población percibirá de nuevo un ingreso propio y constante.


En dos entrevistas recientes[1], el Secretario de Hacienda aseguró que “hoy todo el mundo está esperando una recuperación de `V´”, es decir, una situación en que la economía regresa rápidamente a la trayectoria que tenía antes. Sin embargo, el propio Secretario reconoce que esto va a depender de la forma en que se controle la epidemia en el país, debido a que la apertura económica estará condicionada al semáforo que semanalmente va a publicar la Secretaría de Salud a partir del primero de junio para cada entidad federativa. En este contexto, vale la pena preguntarse cuáles son los posibles escenarios para la evolución de ese semáforo y, con ello, de la recuperación económica. Eso se intenta mostrar con dos ejemplos meramente ilustrativos en los párrafos que siguen, pero es necesario precisar que para ello se partió de tres premisas:


1. El fondo de la recesión será en mayo. Al momento de escribir esto, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) acaba de publicar el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE)[2] correspondiente al mes de marzo, por lo que aún no tenemos información oficial sobre abril y mayo. Sin embargo, podemos suponer que mayo será el mes de la mayor caída en la actividad económica a partir de tres hechos. El primero es, obviamente, que la “jornada nacional de sana distancia” (la cuarentena) ocurrió durante abril y mayo. El segundo es que el consumo de electricidad, que guarda una correlación casi perfecta con el IGAE, cayó 9% en abril con respecto al mismo mes del año anterior, mientras que la caída para las primeras tres semanas de mayo fue del 13%. El tercero es que el Presidente, Andrés Manuel López Obrador, admitió recientemente[3] que su gobierno espera registrar la pérdida de 400 mil empleos en mayo, que se sumarían a los 550 mil de abril, por lo que la tasa de desempleo sería 4.3% en abril y 5% en mayo. La información que tenemos hasta el momento sugiere que el reinicio de actividades empezará en junio, por lo que, en principio, podemos pensar que el desempleo no incrementará mucho más.


2. La actividad económica en mayo será alrededor del 80% de la que se tenía en los meses previos. De nuevo, todavía no conocemos las cifras oficiales, pero este supuesto surge del hecho de que la movilidad se redujo entre el 60% y el 55%[4] con respecto a la que se tenía antes del confinamiento, de acuerdo a la información que semanalmente se da en las conferencias de prensa vespertinas.


La caída en la actividad económica debe ser considerablemente menor porque, aunque haya menos movilidad, una parte de la actividad se sigue realizando desde casa. Este supuesto también es consistente con la mayoría de las estimaciones, que sugieren una contracción de alrededor del 15% del PIB en el segundo trimestre del año[5].


3. La trayectoria “natural” de la economía mexicana es una de estancamiento. Es bien sabido que México no se caracteriza por su dinamismo económico en las últimas décadas, pero algo adicional a ello es que la economía ha estado francamente estancada desde hace dos años, por lo que el IGAE se ve prácticamente como una línea horizontal en los últimos 24 meses. De ese modo, no hay razón para esperar que después de la recesión entremos en un periodo de crecimiento acelerado.


A partir de estas aclaraciones, podemos plantear dos escenarios ilustrativos.


Escenario A: No hay nuevos brotes del virus en las ciudades grandes.

En este escenario, la ocupación de camas y respiradores mecánicos se irá reduciendo gradualmente, lo que implicará que el semáforo pase de rojo a naranja, de naranja a amarillo y de amarillo a verde. Las autoridades permitirán entonces el retorno gradual y sin altibajos de las actividades económicas, de modo que la recuperación sería ciertamente en forma de “V”, como espera el Secretario de Hacienda. En la figura 1 se muestra que un escenario como éste se vería como una recesión muy profunda pero corta cuando se compara con las crisis de 1994-1995 y 2008-2009.


Escenario B: Apertura con nuevos brotes.

Sin embargo, si hay un solo retroceso en la evolución del semáforo para alguna ciudad grande, las autoridades locales impedirán la realización de varias actividades. Si esto ocurre simultáneamente en varias ciudades, a nivel nacional veríamos una caída general del IGAE, por lo que la crisis pasaría de tener una forma de “V” a una de “W”. De nuevo, en la figura siguiente se muestra cómo se vería este escenario comparado con las crisis anteriores; y resulta francamente impactante que, asumiendo un nuevo confinamiento en tan solo un mes, la crisis actual no sólo sería la más profunda, sino que además podría tener una duración que se acerca mucho más a la de 1995. En el escenario A, el tiempo transcurrido desde el momento en que empieza la caída del IGAE hasta el momento en que regresa al nivel previo a esa caída es de 9 meses, mientras que en el escenario B ese tiempo es de 14 meses. Como punto de comparación, considérese que en la crisis de 1995 ese periodo fue de 19 meses.


Figura 1. Dos escenarios para la recuperación económica

Nota: elaboración propia con datos de INEGI.


Aunque en un primer momento estos dos ejercicios ilustrativos podrían parecer especulaciones triviales, comprender cómo será la recuperación es importante porque existe una estrecha relación entre los indicadores de la actividad económica a nivel agregado con otros sobre la calidad de vida de la población. De hecho, si observamos la relación que tiene el PIB con el nivel de empleo podremos apreciar que, si el primero cae, el segundo lo hace con creces. Más aún, el empleo puede tardar mucho más en recuperarse que el producto, como de hecho ocurrió en la crisis del 2008, cuando el nivel de empleo previo a la crisis tardó ocho años en recuperarse, mientras que el PIB tardo sólo un año y medio. Visto de esa manera, acelerar la velocidad de la recuperación económica es de sobrada relevancia.


Figura 2. Relación entre PIB y empleo.

Nota: elaboración propia con datos de INEGI.

Nota: la tasa de ocupación se calcula como el porcentaje de la población ocupada con respecto a la población económicamente activa (PEA).


La mayoría de los economistas están de acuerdo en que acelerar la recuperación una vez que termine la cuarentena dependerá, principalmente, de la política fiscal en varias formas. Desde luego que importa mucho cuánto se gasta (déficit y deuda), pero también importa cuánto se cobra de impuestos y si éstos se cobran sobre ganancias, rentas, salarios, consumo o riqueza (reforma fiscal). También importan la velocidad con la que se aplica el gasto y la capacidad del propio gasto de verse reflejado en la demanda agregada. Mientras que algunas inversiones tienen un impacto inmediato, otras (como los proyectos insignia del gobierno) tienen un impacto más gradual, debido a que mucho del gasto inicial se dedica a sus estudios en lugar de su ejecución, además de que ésta suele ser muy lenta[6].


Por todo esto, si el gobierno quiere acelerar la recuperación económica y del empleo, será muy necesario que se cuestione sus prioridades, ya que deberá cambiar sustancialmente las decisiones que hasta ahora se han tomado.


Si algo nos deja claro esta crisis, es la urgencia de hacer a nuestras economías más resilientes, con reglas fiscales y políticas sociales que de forma automática generen un gasto público contra cíclico, con o sin el permiso de las autoridades.


En este aspecto resalta la propuesta que ya han hecho varias personalidades sobre un seguro de desempleo accesible para toda la población económicamente activa, y un fondo de estabilización de un tamaño adecuado para un país como el nuestro. No sólo se podría pensar en un fondo de estabilización nacional, sino ir más allá y establecer fondos cooperativos con otros países de un nivel de desarrollo similar, de modo que los excedentes de unos puedan financiar las urgencias de otros sin inmiscuirse en los asuntos internos de cada nación. Un fondo así no serviría para situaciones como las actuales, en las que todos los países requieren financiarse, pero dado que las crisis suelen afectar mucho más a algunos países que a otros, este tipo de instrumento podría hacer más resiliente la economía mundial.


Esta crisis también nos recuerda la urgencia de atender otros problemas que cargamos de antaño, como la inclusión financiera de la población más vulnerable, que podría hacer más eficaz la política monetaria, facilitar el financiamiento de las familias en periodos difíciles como ahora, y facilitar también la implementación de transferencias extraordinarias a los hogares por emergencias inesperadas. Para esto puede usarse mucho más la banca de desarrollo, ocupando nichos hasta ahora desatendidos por el mercado.


Notas:





[4]Como se puede ver en los informes de movilidad de Google: https://www.google.com/covid19/mobility/



[6]Por dar un ejemplo, aún no se termina el tren entre CDMX y Toluca. Esto, además de ser un gasto gradual, hace que los beneficios de las inversiones tarden también más en llegar a la población.



Referencias




[C]Entrevistas al Secretario de Hacienda: https://youtu.be/BfSYefJeh50 y https://youtu.be/2nRCVcY2dck


[D]Urrutia, A., 2020, 25 de mayo. AMLO: En abril y mayo, un millón de empleos perdidos. La Jornada



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