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La estructura económica de Bolivia está basada en la extracción de recursos naturales, el gas natural y minerales representan más del 60% de las exportaciones. Como muchos países de América Latina, Bolivia durante las últimas décadas se ha beneficiado de los altos precios del mercado internacional de estos dos productos básicos, lo que le ha permitido crecer a tasas elevadas, especialmente desde la implementación del nuevo modelo económico en 2014, basado en la explotación y extracción de los recursos naturales para estimular la demanda agregada a través del incremento en el consumo público y privado e inversión pública.


Debido a los altos niveles de inflación en el 2011 causada especialmente por la inflación importada[1], el Banco Central decidió fijar el tipo de cambio nominal[2] con relación al dólar para mantener estable el poder de paridad de compra. Con el modelo económico implementado, los ingresos de los hogares crecieron lo que incrementó los precios de los productos del sector no exportador y provocó que el tipo de cambio real se apreciara aún más. Debido al régimen de tipo de cambio fijo, los responsables de política no pudieron mitigar esta apreciación real del tipo de cambio. Además, como los productos nacionales tienen menor ventaja comparativa que los productos importados, el sector exportador que no presenta un auge resultó el más afectado.


A partir de la implementación de este modelo, la composición de las exportaciones cambió, y la participación de los productos del sector manufacturero y de agricultura se redujo drásticamente (Figura 1) y las importaciones en términos reales se incrementaron. Esto revela una pobre o nula diversificación en la economía concluyendo que el gobierno no logró su objetivo de industrialización con el nuevo modelo aplicado. De estos resultados, se puede concluir que aunque no existe una evidencia tradicional de una Enfermedad Holandesa en Bolivia, puesto que no se redujo la participación de los sectores exportadores sin auge en el Producto Interno Bruto, se puede detectar que existe un tipo de Enfermedad Holandesa[3] en Bolivia ya que el boom de los materias primas no permitió la diversificación de la economía e incrementó el ingreso real de los hogares llevando a un incremento en el consumo, aumentando las importaciones en términos reales desincentivando la producción nacional de los productos del sector exportador que no presenta un auge de precios internacionales.



Figure 1.Estructura de las Exportaciones en Bolivia. Nota. UDAPE (Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas) (2018).


Bolivia implementó políticas fiscales contracíclicas durante los últimos años para suavizar los ciclos económicos. Aunque no se implementó un fondo para guardar el exceso de los ingresos generados por el sector extractivo, el sector público ahorró moneda extranjera en las bóvedas del Banco Central. Lo que ha permitido durante los últimos años de déficit fiscal, cumplir con los compromisos de transferencias a los hogares e incrementar la inversión pública. Sin embargo, las reservas guardadas no son suficientes[4] y la deuda externa se incrementa. Por otra parte, el sector público ha gastado más en gastos corrientes que en inversión pública, concentrándose en el sector de construcción y no promoviendo diversificación económica. Por lo tanto, puede ser posible que en el corto plazo exista una desaceleración del crecimiento económico por el déficit fiscal, déficit de cuenta corriente, y la imposibilidad de continuar invirtiendo y entregando transferencias a los hogares, hacienda imposible la industrialización; es necesario invertir más en bienes de capital ya que este sector podrá modificar la estructura económica ayudando al país a industrializarse y depender menos de los recursos naturales y evitar inestabilidad económica.


Mantener un tipo de cambio fijo tiene sus límites. Considerando el primer síntoma de la Enfermedad Holandesa, existe una apreciación del tipo de cambio real en Bolivia que está empeorando la competitividad externa generando déficit de cuenta corriente. En algún momento, el Banco Central tendrá que renunciar al tipo de cambio fijo y tendrá que devaluar.


Un Acercamiento Empírico

Aplicando un modelo de Comportamiento de Tipo de Cambio Real (BEER Model), considerando información trimestral entre los años 2001 y 2017, para determinar si los altos precios de las materias primas han afectado en valor real del tipo de cambio en Bolivia, se concluyó que los responsables de política no pueden continuar beneficiándose de las ganancias de la explotación y extracción de los recursos naturales para aplicar un modelo de Mercado debido a que el tipo de cambio real se ha apreciado. Mientras que de manera alternativa, con un tipo de cambio flexible o crawling peg, se podría contrarrestar la apreciación del tipo de cambio para mejorar la competitividad para estimular la producción de los sectores de manufactura y agricultura y diversificar la economía estimulando el crecimiento económico.


Analizando el Vector de Cointegración de Johansen para explicar las relaciones de largo plazo entre los fundamentos macroeconómicos y el tipo de cambio real, se concluye:


- Un incremento del 1% en el déficit fiscal genera una apreciación del tipo de cambio en 0.21%.

- Una reducción en 1% de las reservas internacionales tendrá un impacto de 0.27% en la apreciación del tipo de cambio real.

- Cuando los precios de los recursos extractivos incrementan en 1%, el tipo de cambio real se apreciará en 0.22%.


Esto evidencia una Enfermedad Holandesa, y aunque las elasticidades de largo plazo no son elevadas, ante altas volatilidades en los precios de las materias primas, se podría generar una apreciación del tipo de cambio real que afecte la competitividad externa.


Adicionalmente aplicando la condición Marshall-Lerner[5], se puede concluir que el tipo de cambio real tiene un efecto positivo en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos de Bolivia. La elasticidad de la exportación respecto al tipo de cambio real indica que ante un incremento del 1% en el tipo de cambio, las exportaciones se incrementan en 0.66% (analizando los sectores de manufactura y agricultura). Por ello, una depreciación del tipo de cambio real mejora la competitividad de exportación.


Por otra parte, analizando la estimación de la desalineación entre el tipo de cambio real observado y el tipo de cambio real de equilibrio de largo plazo estimado, La Figura 2 evidencia dos importantes periodos de desalineación, entre los años 2004 y 2007 y desde el año 2014 a la fecha. En el último periodo el tipo de cambio real observado es menor al de equilibrio causando una sobrevaloración de la moneda; además, el desajuste se incrementa en los últimos meses empeorando aún más la competitividad externa del país.



Figura 2. Estimación propia de la desalineación del tipo de cambio realmultilateral en comparación con la estimación del tipo de cambio real Estimado en el largo plazo por sus fundamentos (2003=100).

En los últimos años se ha hecho innegable que el tipo de cambio fijo adoptado por el Banco Central es insostenible y difícil de mantener especialmente cuando la cuenta corriente de la Balanza de Pagos se encuentra en déficit y el Banco Central no tiene suficientes reservas para mantenerlo constante. El auge en el precio de las materias primas ha llevado a una apreciación del tipo de cambio empeorando la competitividad externa causando que la economía boliviana dependa aún más de los productos primarios siendo que su estructura está concentrada en estos sectores sin diversificación económica y menos aún persiguiendo un cambio estructural.


La desalineación encontrada en este análisis realizado, entre el tipo de cambio real observado y el tipo de cambio real de equilibrio de largo plazo, debe ser considerado como una recomendación de política monetaria para considerar modificar gradualmente a un régimen de tipo de cambio flexible para el cual el tipo de cambio pueda converger hacia el equilibrio. Además, una depreciación del tipo de cambio puede incentivar a productores nacionales a incrementar la producción nacional para aumentar la exportación o competir con productos importados y de esta manera diversificar la economía para depender menos de los precios internacionales de los productos básicos en el desarrollo del país hacienda que Bolivia sea menos vulnerable a factores externos.


[1] El incremento de precios internacionales entre los años 2006 y 2008, por el boom de materias primas, especialmente de precios de alimentos y bebidas que representa una proporción significativa de las importaciones, fueron los que afectaron la estabilidad de precios en Bolivia.


[2] En adelante, el tipo de cambio se refiere a Bs/USD (Bs=Moneda de Bolivia).


[3] Existen muchas investigaciones y documentos que han estudiado el efecto del auge del precio de las materias primas en la economía de un país. De Mevius & Albarracin (2008), explican que la Enfermedad Holandesa fue nombrada por primera vez en 1977 para explicar el efecto negativo en la economía de Holanda del descubrimiento de grandes reservas de gas en el país. Debido a las altas ganancias causadas por el recurso natural, el tipo de cambio real se apreció, lo que resultó en una pérdida de competitividad en la industria de la manufactura. Desde entonces, este fenómeno ha sido analizado en los países de América Latina debido a que la estructura económica de estos países se basa generalmente en exportación de bienes primarios.

[4] La condición de Marshall-Lerner explica que una depreciación del tipo de cambio real tiene un efecto positivo en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos.

[5] Según datos de la Cepal, las Reservas Internacionales Netas en Bolivia decrecieron a una tasa de 32% entre el periodo 2014-2017.


Referencias

Andersen, L., Caro, J., Faris, R., & Medinaceli, M. (2006). Gas Natural y Desigualdad en Bolivia después de la Nacionalización. Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo, 08.

Banco Central de Bolivia (2018). Indicadores Económicos. Recuperado el 17 de agosto de 2018, de https://www.bcb.gob.bo/

Cerezo, S. (2011). Enfermedad Holandesa y Coyuntura Macroeconómica Boliviana. Banco Central de Bolivia, La Paz, Bolivia.

De Mevius, F., & Albarracin, I. (2008). Bolivia and the Dutch Disease: What are the Risks and How to Avoid Them? Revista Latinoamerica de Desarrollo Económico, 11, 09.

MacDonald, R., & Dias, P. (2007). Behavioural equilibrium exchange rate estimates and implied exchange rate adjustments for ten countries. Global Imbalances workshop, Washington DC, February 2007.

Mulder, N. (2006). Aprovechar el auge exportador de productos básicos evitando la enfermedad holandesa. Naciones Unidas, CEPAL, División de Comercio Internacional e Integración, Santiago, Chile.

Ramirez, P. (1991). Análisis de los determinantes de tipo de cambio real de equilibrio en Bolivia. Universidad Católica Boliviana, Instituto de Investigaciones Socio-Económicas, 06/91.

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Durante la última década, el concepto de “financiarización” ha adquirido un creciente protagonismo dentro del debate político y económico. Sin embargo, el gran desarrollo económico global que comienza desde principios de los 80, época conocida como “capitalismo financiero” o periodo económico post guerra, transformó las relaciones sociales y económicas desde un sistema de acumulación hacia un sistema neoliberal (Epstein, 2005; Kripper, 2005). Esto situó a las finanzas, los mercados financieros, actores e instituciones financieras en el centro de la actividad económica. En otras palabras, la financiarización denota la centralidad de las finanzas como actividad predominante de la economía del capitalismo contemporáneo (Dymski, 2019; Christophers, 2016; Fontana, 2015; Solimano, 2017; Sawyer, 2014).


No obstante, las explicaciones del crecimiento de la financiarización se han enfocado únicamente en argumentos macroeconómicos y/o sectoriales. A la vez, los mecanismos por los cuales la financiarización se ha extendido han recibido poca atención. ¿Cuáles son los determinantes de este proceso? ¿Es un proceso que puede continuar indefinidamente siendo sustentable? ¿Cuáles son los efectos de la financiarización? Y, ¿afecta a algunos países más que a otros?, son preguntas que no están completamente dirigidas dentro de la literatura. Es por esto que contabilizar los impulsores de los procesos de la financiarización únicamente a nivel macro, sólo puede explicar parcialmente las raíces de estos procesos. Asimismo, parte de esta contabilización incluye identificar los mecanismos y contextos institucionales.


De igual forma, los desacuerdos sobre las implicancias sistémicas de la financiarización pueden rastrearse en parte, debido a la escasa atención entregada al rol de los bancos en la conducción de estos cambios. Consiguientemente, al considerar elementos independientes “microfundacionales” de la financiarización, se hace posible analizar las verdaderas implicancias sistémicas de este fenómeno. En particular, un motor microeconómico clave que explica el aumento la financiarización serían los incesantes esfuerzos de los bancos de los Estados Unidos para romper con las restricciones de la era de la Gran Depresión, en cuanto a su tamaño, tipo de actividades y alcance de mercados.


Las estrategias de los bancos de Estados Unidos para expandir sus ganancias en la década de los 60, centradas en la competencia a través de la innovación, llevaron al crecimiento de estos bancos a megabancos y a una mayor toma de riesgos. La carrera de estos megabancos por las ganancias financieras en las décadas de 1990 y 2000, en un momento en que el rápido cambio técnico y la desregulación transformaron los mercados y los instrumentos financieros, han llevado a que estos bancos sean demasiado grandes para controlarlos.


El crecimiento global de la financiarización ha permitido que los megabancos busquen ganancias excesivas al expandir la escala y el alcance de los mercados financieros globalizados a otros países. Las estrategias de crecimiento de estos bancos han llevado a un cambio institucional: el auge de un sistema de banca en la sombra centrado en megabancos, que hoy en día da forma a la arquitectura financiera global, aun cuando opera de manera insostenible. En resumen, estos megabancos “demasiado grandes para quebrar” (too big to fail) están en el corazón de la fragilidad e inestabilidad de la economía actual.


Los efectos de la financiarización para los hogares, particularmente en Latinoamérica, han sido tan profundos como para las empresas. Las personas se han acostumbrado a confiar en el crédito. Esto ha implicado cambios en las actitudes, así como cambios en las instituciones e instrumentos financieros, entre los cuales el uso extendido de las tarjetas de crédito se ha hecho el más evidente (Stockhammer, 2010). Los niveles de deuda de los hogares han aumentado considerablemente desde mediados de los años setenta. En términos de volúmenes, el crédito hipotecario es la forma más importante de crédito para los hogares Latinoamericanos.


Una segunda área se relaciona con los sistemas de pensiones. Muchos países en Latinoamérica, Chile y México en particular, han pasado de un sistema de pensiones de reparto en el que las contribuciones de los trabajadores activos y los recursos eran administrados por el Estado a una mayor prominencia de la provisión privada de pensiones basada en el mercado. En el sistema de reparto, los trabajadores activos y el Estado hacen contribuciones, que convergen en un fondo común que financia la pensión de cada persona. En el sistema obligatorio basado en la capitalización individual, cada afiliado tiene una cuenta en la que ingresan los depósitos de sus contribuciones a las pensiones, que una Administradora de Fondos de Pensiones (AFP) invierte para obtener rentabilidad.


Sin embargo, la cuestión más fundamental es si esto se debe a un proceso de decisión racional o es el resultado de un proceso social más amplio. Gran parte de la literatura asume que los hogares han aumentado racionalmente sus índices de endeudamiento a medida que aumenta su riqueza. No obstante, una parte sustancial de la deuda acumulada se debe a que los hogares mantienen niveles de consumo que son insostenibles (y, por lo tanto, podrían considerarse irracionales). Y de una estrategia diferente por parte de los bancos.


La financiarización ha tenido importantes ramificaciones para el sector financiero. Primero, con la aparición de un sistema bancario en la sombra, una parte sustancial y creciente del sector financiero no toma la forma de institución bancaria tradicional, sino de otro tipo de instituciones, típicamente mucho menos reguladas, como los fondos de inversión, Administradoras de Fondos de Pensiones (AFPs), fondos de mercado, fondos de cobertura, fondos de capital privado y vehículos para fines especiales. Un aspecto importante de la aparición de la banca en la sombra es la innovación financiera, es decir, el desarrollo de nuevos instrumentos financieros que a menudo ayudan a eludir la regulación bancaria tradicional (Stockhammer, 2010).


En segundo lugar, este desarrollo ha conducido a un cambio en el negocio tradicional de los bancos (que genera ingresos como resultado del diferencial de tasas de interés de depósitos y préstamos): el surgimiento de un negocio centrado en la generación de comisiones. En tercer lugar, dentro de la banca ha habido un cambio hacia los préstamos a los hogares en lugar de a las empresas. En particular, las hipotecas son ahora, las posiciones de préstamos más grandes, sobretodo en Latinoamérica.


En conclusión, el argumento a favor de la globalización financiera se basa en la economía neoclásica que sostiene que la financiarización permitiría que el capital se asigne eficientemente. Específicamente, beneficiaría a los países en desarrollo. Uno esperaría que los flujos de capital de los países ricos volaran a los pobres y que exista una correlación positiva entre los indicadores de la globalización financiera y el crecimiento. Sin embargo, los argumentos estructuralistas, principalmente por parte de Raul Prebisch (1949) y Celso Furtado (1966, 1978), han demostrado que los beneficios del intercambio internacional (y de la globalización financiera) no se distribuyen igualitariamente a través de toda la sociedad. Es más, la globalización financiera y la liberalización parecen haber conducido, a frecuentes crisis de tipos de cambio impulsadas por flujos de capital volátiles (México 1994, Turquía 1994 y 2001, varios países durante la crisis asiática 1997/98 y Argentina 2001) (Palma, 2012) y, a permanentes desequilibrios internacionales.





Referencias


Brancaccio, E., & Fontana, G. (2015). ‘Solvency rule and capital centralisation in a monetary union. Cambridge Journal of Economics, 40(4), 1055-1075.


Christophers, B. (2015). The limits to financialization. Dialogues in human geography, 5(2), 183-200.


Epstein, G. A. (Ed.). (2005). Financialization and the world economy. Edward Elgar Publishing.


Krippner, G. R. (2005). The financialization of the American economy. Socio-economic review, 3(2), 173-208.


Solimano, A. (2017). Elites económicas, crisis y el capitalismo del siglo XXI: La alternativa de la democracia económica. Fondo de CulturaEconómica.


Sawyer, M. (2013). What is financialization?. International Journal of Political Economy, 42(4), 5-18.


Stockhammer, E. (2010). Financialization and the global economy. Political Economy Research Institute Working Paper, 242, 40.


Palma, J. G. (2012). How the full opening of the capital account to highly liquid financial markets led Latin America to two and a half cycles of'mania, panic and crash'.

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Entrevista realizada a José Cantero Sienra, actual Presidente del Banco Central del Paraguay, el 15/03/2019


1. A partir del boom de commoditites al inicio de la década del 2000, el Paraguay fue uno de los países con mayores índices de crecimiento económico en la región, pero es también el que presentó mayor volatilidad. Frente al panorama de ralentización en 2019, ¿cuál es la previsión del Banco Central para lo que se viene?


Entre el 2002 y el 2003, el Paraguay atravesó por una crisis financiera que fue un contagio de la situación argentina y eso vulneró la situación bancaria, generó una crisis cambiaria y a la vez afectó mucho la solidez externa del país. Por lo general, las crisis se contagian entre sí. Una crisis monetaria puede llevar a una crisis cambiaria, puede resultar en una crisis bancaria y a su vez en una crisis de deuda externa y esto se retroalimenta. El Paraguay enfrentó una crisis severa en ese periodo y a través de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, rápidamente se restableció la normalidad. La casa se arregló de una forma muy rápida y coincidentemente con esa situación empezó un nuevo escenario para Paraguay que estuvo propulsado por vientos favorables de afuera, con precios de commodities muy interesantes tanto de la soja como de la carne. Y en paralelo a eso, surgieron inversiones muy importantes especialmente en el sector cárnico, con inversiones en el sector manufacturero cárnico que llevó a Paraguay a exportar a niveles de 60 a 1.200 millones [de Dólares Americanos]. O sea, hubo una transformación muy importante. Lo mismo ocurrió en el sector sojero, hubo también una inversión muy destacable en el sector de aceites que permitió que el Paraguay, después de tantos años, por primera vez pudiera exportar más manufactura de origen agropecuaria, productos industriales con base agropecuaria como la carne y los aceites, en mayor proporción que los productos primarios.


Este boom a su vez significó una diversificación de la economía. En el año 2018 el Banco Central volvió a estimar su economía. Volvió a estimar que tan grande es su economía y cómo es la estructura de la economía. Los países en general estiman eso cada cinco años, Paraguay lo hizo después de veinte años. Y en esa estimación nuestro PIB no solamente es más grande, 20% más grande, de 33 a 40 billones de Dólares Americanos, sino que a la vez está más diversificado. El sector servicios representa el 49%, lo que sería el sector terciario. El sector manufacturero, del total de los bienes producidos, 33%, y el sector primario o agrícola que anteriormente representaba 18%, ahora representa 11%.


Esto quiere decir que Paraguay capitalizó ese boom de commodities porque no solamente mantuvo un orden macroeconómico, sino que existieron inversiones que llevaron a una diversificación de la economía y esta diversificación de la economía lo hizo más resistente.


Cuando uno mira la evolución del PIB antes de esta medición, este era extremadamente volátil, pero con esta nueva medición, donde el PIB es más amplio y a su vez está más diversificado, Paraguay es 50% menos volátil de lo que pensábamos que era. Entonces nuestro país tiene además de la solidez macroeconómica, una economía más diversificada que le hace más resistente a los choques. Entonces creemos que el camino que el Paraguay tiene que tomar es seguir manteniendo la cordura macroeconómica, avanzar con mayores inversiones que tiendan a diversificar la economía, con más inversiones en industria y en servicios para ser más resistentes en un contexto externo muy volátil, de pocos vientos externos, para que Paraguay siga creciendo hacia adelante.


Se cambió el año base[1] y con eso cambió la perspectiva…


Se cambió el año base y eso nos da un entendimiento distinto de nuestra economía.

2. El tipo de cambio real tiene una relevancia importante en economías como la nuestra por su impacto en el consumo, en la competitividad y en la balanza de pagos. ¿Cuál es el diagnóstico a partir de la adopción del tipo de cambio flexible? ¿Cuáles son los delineamientos con respecto a la política cambiaria?


Nuestro marco normativo nos guía ya desde mediados de 1995. El marco normativo son las pautas que nos muestran cómo se tiene que elaborar la política monetaria y uno de esos criterios hace referencia a cómo el Banco Central tiene que manejar el tipo de cambio. Desde ese entonces nuestro marco legal establece que el tipo de cambio nominal se tiene que establecer por las fuerzas de la demanda y la oferta, quiere decir que el tipo de cambio nominal tiene que ser flexible, se tiene que determinar en el mercado y que el Banco Central tiene que tener presencia en el mercado para evitar volatilidades cambiarias.


Esto quiere decir que, por ejemplo, el precio del tomate es determinado por la oferta y la demanda. Pero a diferencia del precio del tomate, porque el tipo de cambio es un precio, es la diferencia de una moneda respecto a la otra, ese precio también se determina en el mercado pero para evitar movimientos muy bruscos el Banco Central compra o vende. Y cuando un país tiene esa variabilidad en el tipo de cambio nominal, el tipo de cambio real se comporta en el tiempo de forma estable. Es como una balanza. Cuando uno antes iba a la despensa, la balanza tenía dos platos, y esos dos platos tienden a equilibrarse. En un plato está la inflación y en el otro plato está el tipo de cambio. Cuando hay depreciaciones muy fuertes, eso tiende a inflación. La depreciación significa ganar competitividad porque la moneda se hace más barata, pero la inflación significa pérdida de competitividad porque implica un aumento en el precio de los bienes. Entonces por un lado se gana competitividad y por otro se pierde en esta balanza que funciona de forma muy natural.


Lo que vemos es que en el tiempo el tipo de cambio tiende al equilibrio en Paraguay, eso es muy bueno. Y hoy el tipo de cambio, después de gravitaciones muy fuertes que tuvo el tipo cambio en la región, con Argentina que estaba atravesando por una crisis cambiaria, y con los Estados Unidos con un alza en las tasas de interés que llevó a una apreciación o encarecimiento del dólar, y consecuentemente depreciación del Guaraní [moneda del Paraguay que cumplió setenta y cinco años], hoy vemos que ese tipo de cambio real está en equilibrio, esos dos platos están en equilibrio y eso es muy bueno.


Hay países que quieren afectar su tipo de cambio para incidir en la competitividad y finalmente terminan afectando su economía porque afectan el tipo de cambio nominal, le dan competitividad ahí pero puede generar tanta inflación que eso termine restándoles nuevamente competitividad. Lo más sano es lograr que esos platos funcionen en equilibrio.


3. En una de las últimas publicaciones[2] del BCP se habló de una década de estabilidad. En varios capítulos los autores resaltan la asertividad de la política monetaria en el control de la inflación. ¿Cuáles fueron los principales mecanismos que llevaron a esa estabilidad?


Lo primero es que no puede haber política monetaria exitosa si la política fiscal no es exitosa. En Paraguay se construyó el techo mientras que no llovía. Quiere decir que implementamos un esquema de metas de inflación y a la vez se introdujo la ley de responsabilidad fiscal cuando las cosas iban muy bien. Eso implica mucha cordura porque hay otros países que con ese boom de commodities incrementaron los gastos o el Banco Central empezó a financiar al fisco [al Gobierno]. En Paraguay eso nunca ocurrió, siempre la política monetaria y la política fiscal se llevaron con mucha cordura, y la política monetaria con independencia: quiere decir que no financia al fisco para que gaste y genere dinero y genere inflación. Entonces esa cordura se mantuvo en Paraguay.


Hay dos tipos de países en América Latina, los que devoraron el auge y aquellos que pusieron cimientos sólidos. Y Paraguay está entre los países que pusieron cimientos sólidos. Yo creo que gran parte del éxito de la política monetaria se debe a que hubo cordura monetaria y cordura fiscal. Y la orientación monetaria de centrarse solamente en un objetivo de dejar que el tipo de cambio fluctúe, de no centrarse en tratar de promover el empleo o en incrementar el producto o el crecimiento, simplemente centrarnos en lograr una inflación baja con independencia fue muy exitoso y es lo mejor que un Banco Central puede hacer. Más allá de ese objetivo, puede ser riesgoso.

4. Luego de una década de estabilidad con dinamismo, la pauta exportadora es aún poco diversificada. La pobreza y la desigualdad fueron disminuyendo, sin embargo, los índices todavía son elevados. Una mayor diversificación de la estructura productiva, que necesita un mayor capital social, implicaría en mayores y mejores ocupaciones laborales que transbordarían a una mejor distribución del ingreso. En relación al desarrollo económico paraguayo, ¿cómo ve el desafío de proponer reformas estructurales para incentivar la productividad y la competitividad?


Hay dos dimensiones. Una dimensión es de la estabilidad macroeconómica que Paraguay logró, y eso fue un cimiento para que la economía pueda crecer. Pero esa dimensión no es suficiente. El camino que el Paraguay tiene que emprender es el de las reformas estructurales propiciando que las instituciones sean más sólidas, más transparentes, que estén al servicio de la ciudadanía y del sector productivo.

Yo creo que Paraguay está en el camino correcto. Tenemos doce proyectos de leyes para fortalecer una parte importante del andamiaje institucional que hace a la lucha contra el crimen organizado. Además hay tres proyectos de leyes que hacen al clima de negocios. Pero el curso de acciones que se tienen que emprender ahí es muy amplio, la velocidad mediante la cual se tienen que orientar tiene que ser muy alta, y es muy difícil hacerlo porque todas esas reformas son intangibles, son invisibles.


Estas son reformas que la sociedad tiene que valorar, entender, madurar y aprobarlas. Es mucho más fácil construir un puente o valorar un puente que valorar algo intangible, como la inversión para transparentar el funcionamiento de las instituciones o para desarrollar la formación de las personas. Es mucho más sencillo estresarse cuando caemos en un bache que estresarnos cuando vemos las estadísticas de desarrollo donde Paraguay está entre los últimos países. La mejora de la educación es lenta e invisible pero la reparación de una calle es rápida y visible. Es mucho más difícil ver que los cerebros de los chicos no van a alcanzar el potencial que tienen que alcanzar y valoramos más quizás el bache que hay que reparar. Ese es un desafío especial muy importante, es una construcción que tenemos que generar. Para eso se necesita mucha madurez pero creo que estamos en buen camino.

Fuente: http://beigel.com.py/proyectos/ver/6-se-de-66kv-para-el-banco-central-del-paraguay--bcp.html.


El periodo o año base sirve de referencia para el seguimiento en el tiempo del desarrollo de la economía a través de los agregados económicos. Sin embargo, este periodo base no puede tener una vigencia prolongada, ya que los rasgos característicos de la economía no son estáticos, más bien cambian en función de la dinámica principalmente de los hogares y las empresas que son los principales actores de la economía.


Se implementó un nuevo periodo base del Sistema de Cuentas Nacionales del Paraguay (SCNPY), cambiando de 1994 a 2014. El proceso de implementación de esta nueva versión del SCNPY se ha centrado en dos grandes objetivos: 1) acceder a los agregados económicos a precios corrientes y a precios constantes, cuya importancia se centra fundamentalmente en permitir el análisis del crecimiento económico y del comportamiento de los precios; y 2) desarrollar, por primera vez en el país, las Cuentas Económicas Integradas (CEI), campo de las cuentas nacionales cuya importancia se centra en destacar las características de la economía relacionadas con el proceso de generación, distribución, redistribución y utilización del ingreso.


Las diferencias entre las series con base 1994 y base 2014 se explican básicamente por los cambios en la estructura productiva de la economía, la inclusión de nuevos sectores, la cobertura de las fuentes de datos y los cambios metodológicos. Estos cambios son comunes en los procesos de actualización del año base de los indicadores de actividad económica, y en el caso del Paraguay, donde el cambio se realizó luego de veinte años, esos cambios fueron significativos.


Notas

[1]“Sistema de Cuentas Nacionales de Paraguay – Metodología Año Base 2014” y “Nota Metodológica: Cuentas Nacionales Trimestrales Junio 2018”. Disponible en: https://www.bcp.gov.py/notas-tecnicas-y-metodologicas-i131


[2]Banco Central del Paraguay (2016). Paraguay: más allá de la estabilidad macroeconómica. Logros y desafíos.



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