La estructura económica de Bolivia está basada en la extracción de recursos naturales, el gas natural y minerales representan más del 60% de las exportaciones. Como muchos países de América Latina, Bolivia durante las últimas décadas se ha beneficiado de los altos precios del mercado internacional de estos dos productos básicos, lo que le ha permitido crecer a tasas elevadas, especialmente desde la implementación del nuevo modelo económico en 2014, basado en la explotación y extracción de los recursos naturales para estimular la demanda agregada a través del incremento en el consumo público y privado e inversión pública.
Debido a los altos niveles de inflación en el 2011 causada especialmente por la inflación importada[1], el Banco Central decidió fijar el tipo de cambio nominal[2] con relación al dólar para mantener estable el poder de paridad de compra. Con el modelo económico implementado, los ingresos de los hogares crecieron lo que incrementó los precios de los productos del sector no exportador y provocó que el tipo de cambio real se apreciara aún más. Debido al régimen de tipo de cambio fijo, los responsables de política no pudieron mitigar esta apreciación real del tipo de cambio. Además, como los productos nacionales tienen menor ventaja comparativa que los productos importados, el sector exportador que no presenta un auge resultó el más afectado.
A partir de la implementación de este modelo, la composición de las exportaciones cambió, y la participación de los productos del sector manufacturero y de agricultura se redujo drásticamente (Figura 1) y las importaciones en términos reales se incrementaron. Esto revela una pobre o nula diversificación en la economía concluyendo que el gobierno no logró su objetivo de industrialización con el nuevo modelo aplicado. De estos resultados, se puede concluir que aunque no existe una evidencia tradicional de una Enfermedad Holandesa en Bolivia, puesto que no se redujo la participación de los sectores exportadores sin auge en el Producto Interno Bruto, se puede detectar que existe un tipo de Enfermedad Holandesa[3] en Bolivia ya que el boom de los materias primas no permitió la diversificación de la economía e incrementó el ingreso real de los hogares llevando a un incremento en el consumo, aumentando las importaciones en términos reales desincentivando la producción nacional de los productos del sector exportador que no presenta un auge de precios internacionales.
Figure 1.Estructura de las Exportaciones en Bolivia. Nota. UDAPE (Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas) (2018).
Bolivia implementó políticas fiscales contracíclicas durante los últimos años para suavizar los ciclos económicos. Aunque no se implementó un fondo para guardar el exceso de los ingresos generados por el sector extractivo, el sector público ahorró moneda extranjera en las bóvedas del Banco Central. Lo que ha permitido durante los últimos años de déficit fiscal, cumplir con los compromisos de transferencias a los hogares e incrementar la inversión pública. Sin embargo, las reservas guardadas no son suficientes[4] y la deuda externa se incrementa. Por otra parte, el sector público ha gastado más en gastos corrientes que en inversión pública, concentrándose en el sector de construcción y no promoviendo diversificación económica. Por lo tanto, puede ser posible que en el corto plazo exista una desaceleración del crecimiento económico por el déficit fiscal, déficit de cuenta corriente, y la imposibilidad de continuar invirtiendo y entregando transferencias a los hogares, hacienda imposible la industrialización; es necesario invertir más en bienes de capital ya que este sector podrá modificar la estructura económica ayudando al país a industrializarse y depender menos de los recursos naturales y evitar inestabilidad económica.
Mantener un tipo de cambio fijo tiene sus límites. Considerando el primer síntoma de la Enfermedad Holandesa, existe una apreciación del tipo de cambio real en Bolivia que está empeorando la competitividad externa generando déficit de cuenta corriente. En algún momento, el Banco Central tendrá que renunciar al tipo de cambio fijo y tendrá que devaluar.
Un Acercamiento Empírico
Aplicando un modelo de Comportamiento de Tipo de Cambio Real (BEER Model), considerando información trimestral entre los años 2001 y 2017, para determinar si los altos precios de las materias primas han afectado en valor real del tipo de cambio en Bolivia, se concluyó que los responsables de política no pueden continuar beneficiándose de las ganancias de la explotación y extracción de los recursos naturales para aplicar un modelo de Mercado debido a que el tipo de cambio real se ha apreciado. Mientras que de manera alternativa, con un tipo de cambio flexible o crawling peg, se podría contrarrestar la apreciación del tipo de cambio para mejorar la competitividad para estimular la producción de los sectores de manufactura y agricultura y diversificar la economía estimulando el crecimiento económico.
Analizando el Vector de Cointegración de Johansen para explicar las relaciones de largo plazo entre los fundamentos macroeconómicos y el tipo de cambio real, se concluye:
- Un incremento del 1% en el déficit fiscal genera una apreciación del tipo de cambio en 0.21%.
- Una reducción en 1% de las reservas internacionales tendrá un impacto de 0.27% en la apreciación del tipo de cambio real.
- Cuando los precios de los recursos extractivos incrementan en 1%, el tipo de cambio real se apreciará en 0.22%.
Esto evidencia una Enfermedad Holandesa, y aunque las elasticidades de largo plazo no son elevadas, ante altas volatilidades en los precios de las materias primas, se podría generar una apreciación del tipo de cambio real que afecte la competitividad externa.
Adicionalmente aplicando la condición Marshall-Lerner[5], se puede concluir que el tipo de cambio real tiene un efecto positivo en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos de Bolivia. La elasticidad de la exportación respecto al tipo de cambio real indica que ante un incremento del 1% en el tipo de cambio, las exportaciones se incrementan en 0.66% (analizando los sectores de manufactura y agricultura). Por ello, una depreciación del tipo de cambio real mejora la competitividad de exportación.
Por otra parte, analizando la estimación de la desalineación entre el tipo de cambio real observado y el tipo de cambio real de equilibrio de largo plazo estimado, La Figura 2 evidencia dos importantes periodos de desalineación, entre los años 2004 y 2007 y desde el año 2014 a la fecha. En el último periodo el tipo de cambio real observado es menor al de equilibrio causando una sobrevaloración de la moneda; además, el desajuste se incrementa en los últimos meses empeorando aún más la competitividad externa del país.
Figura 2. Estimación propia de la desalineación del tipo de cambio realmultilateral en comparación con la estimación del tipo de cambio real Estimado en el largo plazo por sus fundamentos (2003=100).
En los últimos años se ha hecho innegable que el tipo de cambio fijo adoptado por el Banco Central es insostenible y difícil de mantener especialmente cuando la cuenta corriente de la Balanza de Pagos se encuentra en déficit y el Banco Central no tiene suficientes reservas para mantenerlo constante. El auge en el precio de las materias primas ha llevado a una apreciación del tipo de cambio empeorando la competitividad externa causando que la economía boliviana dependa aún más de los productos primarios siendo que su estructura está concentrada en estos sectores sin diversificación económica y menos aún persiguiendo un cambio estructural.
La desalineación encontrada en este análisis realizado, entre el tipo de cambio real observado y el tipo de cambio real de equilibrio de largo plazo, debe ser considerado como una recomendación de política monetaria para considerar modificar gradualmente a un régimen de tipo de cambio flexible para el cual el tipo de cambio pueda converger hacia el equilibrio. Además, una depreciación del tipo de cambio puede incentivar a productores nacionales a incrementar la producción nacional para aumentar la exportación o competir con productos importados y de esta manera diversificar la economía para depender menos de los precios internacionales de los productos básicos en el desarrollo del país hacienda que Bolivia sea menos vulnerable a factores externos.
[1] El incremento de precios internacionales entre los años 2006 y 2008, por el boom de materias primas, especialmente de precios de alimentos y bebidas que representa una proporción significativa de las importaciones, fueron los que afectaron la estabilidad de precios en Bolivia.
[2] En adelante, el tipo de cambio se refiere a Bs/USD (Bs=Moneda de Bolivia).
[3] Existen muchas investigaciones y documentos que han estudiado el efecto del auge del precio de las materias primas en la economía de un país. De Mevius & Albarracin (2008), explican que la Enfermedad Holandesa fue nombrada por primera vez en 1977 para explicar el efecto negativo en la economía de Holanda del descubrimiento de grandes reservas de gas en el país. Debido a las altas ganancias causadas por el recurso natural, el tipo de cambio real se apreció, lo que resultó en una pérdida de competitividad en la industria de la manufactura. Desde entonces, este fenómeno ha sido analizado en los países de América Latina debido a que la estructura económica de estos países se basa generalmente en exportación de bienes primarios.
[4] La condición de Marshall-Lerner explica que una depreciación del tipo de cambio real tiene un efecto positivo en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos.
[5] Según datos de la Cepal, las Reservas Internacionales Netas en Bolivia decrecieron a una tasa de 32% entre el periodo 2014-2017.
Referencias
Andersen, L., Caro, J., Faris, R., & Medinaceli, M. (2006). Gas Natural y Desigualdad en Bolivia después de la Nacionalización. Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo, 08.
Banco Central de Bolivia (2018). Indicadores Económicos. Recuperado el 17 de agosto de 2018, de https://www.bcb.gob.bo/
Cerezo, S. (2011). Enfermedad Holandesa y Coyuntura Macroeconómica Boliviana. Banco Central de Bolivia, La Paz, Bolivia.
De Mevius, F., & Albarracin, I. (2008). Bolivia and the Dutch Disease: What are the Risks and How to Avoid Them? Revista Latinoamerica de Desarrollo Económico, 11, 09.
MacDonald, R., & Dias, P. (2007). Behavioural equilibrium exchange rate estimates and implied exchange rate adjustments for ten countries. Global Imbalances workshop, Washington DC, February 2007.
Mulder, N. (2006). Aprovechar el auge exportador de productos básicos evitando la enfermedad holandesa. Naciones Unidas, CEPAL, División de Comercio Internacional e Integración, Santiago, Chile.
Ramirez, P. (1991). Análisis de los determinantes de tipo de cambio real de equilibrio en Bolivia. Universidad Católica Boliviana, Instituto de Investigaciones Socio-Económicas, 06/91.