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Repercusiones y consecuencias para Latinoamérica del nuevo gobierno en Brasil

Actualizado: 9 mar 2019

Entrevista realizada el 13 de diciembre de 2018.

En esta ocasión presentamos una entrevista sobre la elección de Jair Bolsonaro en Brasil con el economista brasileño Niemeyer Almeida Filho, profesor titular de la Universidad Federal de Uberlandia en Minas Gerais, miembro de la dirección de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico (SEPLA) y vicepresidente para el Brasil de la World Association for Political Economy (WAPE). Hoy habla con nosotros sobre las repercusiones y consecuencias para la región del reciente cambio de gobierno en Brasil.



¿Qué representa en términos políticos y económicos para América Latina la elección de Bolsonaro en Brasil?


Bolsonaro surge como radicalización de un proceso que ya venía sucediendo en Latinoamérica, en el seno de las respuestas que las sociedades nacionales dieron a la Crisis de 2008. La evaluación que hago, a la luz de las discusiones que he tenido en SEPLA, de la cual participo como uno de los miembros de la junta directiva, es que se intensificó la lucha de clases impulsada por las exigencias del capital en búsqueda de nuevas oportunidades de acumulación a escala global. América Latina (y particularmente Brasil) es una región en la que el desarrollo capitalista no ha alcanzado todavía su potencial. El desarrollo aquí se piensa como aumento de la complejidad social, sin ninguna connotación necesaria de progreso. Su contenido es de expansión de la actividad privada para todas las dimensiones de la vida social. Así, hubo movilización de clases a nivel nacional para eliminar barreras a ese tipo de desarrollo. Con el ascenso de Bolsonaro se fortalece la articulación en espacios de cooperación regional siempre a favor del capital.


¿Qué cambia en la política exterior con Bolsonaro y cómo se puede afectar a los países de la región?

Las primeras señales de la política exterior del Gobierno Bolsonaro son de prevalencia de adhesión ideológica en el contexto de las relaciones norte-sur (en detrimento de las relaciones sur-sur). Hay signos de que el pragmatismo que marcó la política exterior brasileña se sustituye por alineamiento a la política estadounidense, sin ningún tipo de negociación. En los gobiernos petistas de Lula y Dilma la política externa ganó por lo menos algún grado de diversificación, con algunos intereses sur-sur colocados en la agenda política. Todo esto parece cambiar ahora, con posible pérdida de importancia de la política comercial en una perspectiva económica de ultraliberalismo.


Sobre las relaciones sur-sur, ¿cómo ven los brasileños el anuncio explícito de que la integración latinoamericana no es una prioridad?

Aparentemente, no hay ningún tipo de concientización interna sobre este tema, mucho menos sobre movilización social. La política exterior no logra un papel de importancia social significativa para una sociedad de grandes desigualdades y en la que los temas sociales más inmediatos, como la salud y la educación, no están mínimamente resueltos. La relevancia de la integración está siempre vinculada a los intereses comerciales que todavía están aparentemente en segundo plano.


¿Es posible que en esta coyuntura se generen nuevas relaciones y arreglos de integración regional que prescindan del liderazgo de Brasil?

Entiendo que no, porque Brasil tiene un peso decisivo y ahora muy alineado a los intereses americanos. Pienso que está en curso un aislamiento de los gobiernos progresistas. También hay expectativas frente a lo que va a pasar con México en el Gobierno de Andrés López Obrador, aunque en términos de cooperación este país está muy vinculado a lo que ocurre en EE. UU. Es posible que se intensifiquen las políticas antidrogas y los acuerdos militares.

Respecto a la situación internacional y una eventual transferencia de la Embajada Brasileña en Israel de Tel Aviv a Jerusalén ¿qué tipos de consecuencias puede traer para el comercio de proteína animal? ¿existe la posibilidad de una transferencia de la participación de Brasil en este mercado a otros países de la región?

Mi expectativa es que este tema quede al menos aplazado. El tamaño relativo de Israel, en la balanza comercial brasileña, si se compara con los países árabes y aliados, incluyendo ahí a Rusia, es demasiado pequeño. Ya se producen manifestaciones contra la transferencia de la Embajada, con amenazas de posibles sanciones comerciales y diplomáticas, sanciones relacionadas a los intereses brasileños de algún protagonismo internacional. Pero no se sabe si esos intereses permanecerán en la nueva política exterior.


Partiendo de la visión de que la agenda Bolsonaro es una agenda como la de Temer, pero más acentuada ¿se sostiene la propuesta de los cortes ministeriales? El ministerio de la industria, por ejemplo, todavía aparece adjunto al de economía, que según especialistas y los industriales, no tendrá como organizar tantas demandas ¿Cuáles serían las implicaciones para el manejo interno?


En el momento que Bolsonaro anunció a su ministro de economía (“superministro”, único a responder cuestiones de economía), evalué que la composición del equipo no se sustentaría. Hay seis ministros de origen militar. Es tradicional en la agenda militar la elección de sectores estratégicos, especialmente infraestructura y seguridad. Creo que la profundización del ajuste, impondrá límites aún mayores al dinamismo. ¿Cómo reaccionarán los sectores organizados de la economía? La expectativa electoral que se creó es de una demanda de respuesta rápida que, entiendo, no ocurrirá, aumentando por lo tanto la tensión social. Analistas de la política brasileña evalúan que el equipo de Bolsonaro no resistirá a la negociación necesaria del Gobierno con el Congreso. Veo con mucho pesimismo el primer año de este nuevo gobierno.


Las cuestiones ambientales son un aspecto muy relevante de las discusiones internacionales actualmente, sin embargo, Bolsonaro no las destacó en su programa. ¿Cómo la ausencia de una agenda ambiental que coincida con los principales acuerdos internacionales y consensos de la comunidad científica, puede convertirse en una consecuencia negativa para América Latina y el resto del mundo?

En cuanto a cuestiones ambientales, Brasil tiene enorme relevancia en la región, por la dimensión de la Amazonia en su territorio. El ministro de Medio Ambiente del Gobierno Bolsonaro fue el último en ser elegido, pues una de las fuerzas importantes de sustentación de su candidatura a la presidencia fue la bancada del agronegocio. Este grupo de diputados y senadores ven las políticas de preservación ambiental como obstáculo a la expansión del desarrollo capitalista en los términos que tratamos en la primera pregunta.

En función de la alineación que la política exterior brasileña esboza, existe el peligro de profundización de la "visión Trump", que consiste en priorizar lo que serían los intereses internos constituidos, como los de la bancada del agronegocio; y me parece que si Brasil se va en esta dirección, otros países podrán con facilidad acompañarlo, con evidente retroceso en las negociaciones internacionales en favor de un modo de vida menos agresivo a la naturaleza y la sociedad.


¿El Gobierno Bolsonaro parece sintonizado con la naturaleza del mundo contemporáneo, incluido la economía, la cultura y la política?


Mi impresión actual es que el presidente electo y ahora diplomado Jair Messias Bolsonaro es primitivo en diversas cuestiones de Estado. El mundo contemporáneo es complejo en varios sentidos. Estamos cerca de cumplir 30 años de la superación de la Guerra Fría y de la división del mundo en dos órdenes sociales, o dos ideologías, que fueron capaces de separar el planeta en dos partes. El capitalismo contemporáneo, profundizó en niveles inéditos el grado de integración de las sociedades y economías nacionales, incluyendo ahí procesos que la CEPAL denomina “gravitacionales”, es decir, procesos que superan los límites de la jurisdicción nacional. El Gobierno de Bolsonaro parece desconocer o relegar esa naturaleza del mundo contemporáneo al recuperar políticas y posicionamientos de retroceso en relación con el avance civilizatorio posible. Por ejemplo, ensaya traer al ámbito de gobierno una lógica religiosa, contraria a la concepción de un Estado laico. Otro aspecto: propone ultraliberalismo para solucionar el estancamiento de la economía, con amenaza de privatizaciones generalizadas. Verbaliza una referencia al período de la dictadura de Pinochet, desconociendo en la práctica las diferencias de dimensión e historia entre Chile y Brasil, además de la cohibición de la libertad y de los derechos civiles. ¡Nada parece sugerir que tendremos avances civilizatórios!


 

Nota:

  • Fuente de la imagen de portada: Veja.

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